¿Qué queda, después de todo, de todas las relaciones que experimentamos? Los encuentros, las promesas, las rupturas, las partidas. ¿Qué nos llevó a alguien y qué nos hizo quedar? El sutil hilo que une pasado y presente, trazando caminos que a veces parecen repetirse, a veces nos sorprende con desvíos inesperados.
Todo cuenta. Todo todavía está aquí.
El Duograma es una brújula para orientarse en este mapa relacional. Una herramienta para los terapeutas, un proceso para quienes lo atraviesan, un método que combina palabra e imagen, pensamiento y experiencia. El Duograma ayuda a dar forma y sentido a las historias de vida de la pareja, permitiendo a quienes lo utilizan releerlas con una mirada más amplia y consciente.
A través de la narración y la representación gráfica, el Duograma reconstruye los vínculos que nos han atravesado, los experimentados, los imaginados, los interrumpidos. No es solo una historia, sino una exploración: las relaciones toman forma en el papel a medida que la historia pasa a través de ellos, donde importa tanto cómo se expresan como qué se elige compartir. Un proceso cuidadosamente guiado por el terapeuta, que acompaña a la persona en la comprensión de sus propias historias.
Es una perspectiva de las historias de las parejas, diseñada para revelar lo que a menudo permanece invisible: los movimientos sutiles que nos llevan a elegir, a unirnos, a perdernos, a encontrarnos. Un método que no juzga, sino que observa, que no simplifica, sino que abre espacios para la comprensión, que no da respuestas prefabricadas, sino que genera preguntas transformadoras.
El Duograma es una invitación a ver, más allá de la historia habitual, lo que aún no hemos visto.
El Duograma nació en la intersección de la representación gráfica y la narración de historias, de la memoria y de la transformación.
Similar al Genograma, que se centra en las relaciones familiares entre generaciones, el Duograma se centra en las historias de pareja de una persona, ofreciendo una lectura evolutiva,centrándose en una sola generación, la del sujeto narrador. El Duograma ilumina la trayectoria de las relaciones de pareja de una persona, devolviendo su movimiento a lo largo del tiempo.
Este no es un ejercicio que debe completarse, que se construye en el diálogo y que revela su complejidad al volverse diferente cada vez.. No se trata de una fotografía estática, sino de un proceso evolutivo: la misma persona, en diferentes momentos, lo contará de una manera diferente. No hay un solo Duograma para una persona: cada vez que se aborda, surgen nuevas historias, nuevas perspectivas, nuevas preguntas y nuevas respuestas. En esto radica su dificultad. En esto está su revolución.
Y es precisamente en el diálogo donde se revela la esencia de este método: no hay una verdad para encontrar, sino preguntas que abren caminos. No hay una dirección obligatoria, pero sí posibilidades por explorar.
El Duograma nació en el entrenamiento y en la terapia. Tiene sus raíces en la práctica clínica, fue refinado por la experiencia, fue estudiado, enseñado, experimentado.
De Italia a América Latina, el Duograma ya ha transformado la forma en que las parejas leen las relaciones en centros de psicología, escuelas de psicoterapia y contextos clínicos internacionales. En México, Brasil, Chile y Paraguay, se ha convertido en un punto de referencia para los terapeutas que quieren ir más allá de los modelos tradicionales.
Las personas que lo practican saben que no se improvisa: se aprende, experimenta y lo aplica a sí mismo antes de guiar a otros a través del proceso. Porque no se puede acompañar a alguien para leer su historia si no está disponible para leer su historia primero.
Para aquellos que lo usan en terapia, proporciona una herramienta poderosa para el seguimiento de los pacientes. A través del Duograma, el narrador puede dar forma y sentido a sus experiencias, disolviendo narrativas rígidas y encontrando nuevas posibilidades. El Duograma ayuda a capturar sus estructuras profundas, repeticiones, rupturas, rutas de escape.
Además, contempla, y este es uno de sus grandes puntos fuertes, un trabajo sobre la propia relación de pareja del terapeuta, lo que asegura que la mirada que descifra y la voz que pregunta también estén preparadas para el encuentro. Porque cada terapeuta trae consigo su historia y su mirada. Y solo aquellos que pueden reconocer sus propias resonancias pueden trabajar sin juzgar, conscientes de las premisas personales, abriendo nuevas posibilidades.
Cada terapeuta entra a la sala con su propia historia. Aunque sea invisible, aunque creamos que la estamos dejando fuera, está ahí, en nuestros gestos, en las preguntas que elegimos hacer, en los silencios que decidimos respetar.
Aprendemos a observar las relaciones, a explorar los patrones que unen y separan, pero a veces olvidamos que nuestra mirada no es neutra: Lleva consigo sus resonancias, sus sombras, sus preferencias silenciosas. Así, sucede que una historia nos afecta más que otra, que una elección nos parece más comprensible, que una historia nos hace contener la respiración sin razón aparente.
El Duograma no es solo una herramienta para leer las historias de los otros. Es un ejercicio de transformación en la forma en que nosotros mismos leemos las historias, en cuáles narrativas nos atraen y cuáles nos perturban, en cuáles nos encontramos “retorcidos” y que nos hacen más escépticos.
Comprender las propias resonancias no significa evitarlas, sino reconocerlas. Porque cuando sabemos desde dónde estamos mirando, podemos elegir cómo mirarlo. Cuando conocemos el filtro de nuestra historia, podemos abrirnos realmente a la historia del paciente.
¿Dónde está el límite? Sus historias también son sobre nosotros. Y si podemos escucharlos sin imponer nuestras historias, ellos pueden mostrarnos algo que aún no hemos visto.
El Duograma no se utiliza: se atraviesa.
El Duograma está diseñado para psicoterapeutas y psicólogos que quieran ampliar su lectura de la dinámica de pareja e integrarla en su práctica clínica. A través del Duograma, pueden:
El nombre, Duograma
Ninguna historia existe por sí misma. Dúo, porque la pareja es el corazón de la búsqueda. Grama, porque cada historia deja una huella, un rastro cambiante.
Il payoff, per filo e per segno
En italiano, la expresión “per filo e per segno” define un trabajo realizado con atención, precisión y siguiendo criterios definidos. El filo [hilo] también es para nosotros el hilo de la narración y el segno [representación] es el gráfico que elegimos para representar las historias de la pareja. El Duograma es una obra meticulosa y precisa, que cruza las historias con la precisión de un tejedor y la libertad de un narrador. El hilo (filo), como las relaciones que se entrelazan, se rompen y se unen de maneras inesperadas. La representación (segno), como la línea en el papel, como la forma en que dejamos una huella en la historia del otro. Es una promesa: cada detalle cuenta, cada historia se trata con precisión, cada detalle encuentra su lugar, cada relación se analiza sin juicios.
El logotipo, una representación dialógica
El logotipo del Duograma tampoco es fijo o rígido. Es construcción, es diálogo. El logotipo no es legible de inmediato, se compone solo cuando dos voces se encuentran. Una letra sola está incompleta, pero cuando aparece la segunda, la palabra se revela por completo. Un logotipo geométrico, pero irregular, desafiador al afrontarlo, como lo es cualquier relación cuando se mira con honestidad.
Y al igual que las relaciones, el logotipo no es estático. En los medios digitales, se llena de vida, revelando que la comprensión es un proceso en construcción, un signo incompleto que solo encuentra su sentido cuando la otra voz ocupa su lugar junto a la primera.